domingo, 6 de mayo de 2012

          

 

FOSAS NASALES
En la formación de las fosas nasales participan las placodas nasales originadas del neuroectodermo y los procesos nasales medial y lateral. Durante la VI semana, el ectodermo de la placoda se invagina concomitantemente con el crecimiento de los procesos nasales, situación que resulta en la formación de una depresión, la fóvea (fosita) nasal; inicialmente estas fositas se encuentran muy separadas debido a la prominencia del proceso frontonasal pero posteriormente los primordios nasales se acercarán a la línea media. Las fositas olfatorias se profundizan en el mesodermo subyacente, de modo que estos sacos de ectodermo encuentran transitoriamente separadas del estomodeo por las membrana buconasal. Hacia finales de la VI semana, las membranas buconasales desaparecen y las fositas nasales comunican ahora con la cavidad oral, comunicación conocida como coana primitiva y que está dispuesta por detrás del paladar primario. El desarrollo ulterior del paladar secundario reposicionará a las coanas definitivas entre fosas nasales y nasofaringe. En un corte frontal de un embrión de siete semanas , se aprecia que las fositas nasales aparecen como dos hendiduras verticales, con forma de triángulo de base inferior; por la base, las fositas comunican entre si y también lo hacen con la cavidad oral, comunicación que desaparece con la formación del paladar definitivo y el desarrollo del septum nasal. Este último elemento se forma a partir del bloque de mesodermo que separa a las fositas nasales y que pertenece al proceso frontonasal.
Hacia el tercer mes de VIU se forman en la pared lateral de las fosas nasales unos relieves óseos, las conchas superior, media e inferior. A partir de esta fecha, comienzan a formarse evaginaciones del epitelio de la fosa nasal que se extienden hacia los huesos maxilar (III mes), etmoides (V mes), esfenoides (V mes) y frontal (VI mes) formándose así los primordios de los senos perinasales; cavidades que completan su desarrollo en la adolescencia. Por último, algunas células de las placodas olfatorias se diferencian para formar el epitelio neurosensorial olfativo, tejido que se ubica en la región dorsal (techo) de las fosas nasales; este diferenciación ocurre tempranamente durante la V semana de desarrollo y la prolongación central de estas células atraviesan las cápsulas nasales (futura lámina cribosa del etmoides) formando los nervios olfatorios.
 
CAVIDAD ORAL.
En la formación de la cavidad oral participa el estomodeo (con su cubierta de ectoderma) y el intestino anterior (con su cubierta de endoderma), regiones que quedan en comunicación tempranamente el día 24, cuando se perfora la membrana bucofaríngea. Antes de aquello, en la III semana, desde el techo del estomodeo surge un brote ectodérmico, la bolsa de Rathke, que crece hacia cefálico, pasando a través de la base de cráneo en formación; elemento que dará origen a la adenohipófisis. Por sobre el estomodeo se están desarrollando las fositas nasales que, temporalmente, se encuentran separadas de este por la membrana buconasal; la ulterior perforación de esta membrana, durante la VI semana, pondrá en comunicación estas cavidades a través de las coanas primitivas. A esta edad entonces, el pequeño piso de las fosas nasales o el pequeño techo de la cavidad oral, según por donde se mire, corresponde a una extensión profunda de los procesos nasales mediales que se han fusionado para formar el paladar primitivo. En consecuencia, la zona inferior de los procesos nasales mediales, flanqueados por los procesos maxilares, dan origen a: la zona media del labio superior (componente labial, que forma el philtrum), la zona anterior del reborde alveolo dentario (componente maxilar, que contiene a los cuatro incisivos superiores) y la región anterior del paladar óseo (componente palatino); toda esta región es conocida como segmento intermaxilar o premaxila, elemento que establece una continuidad hacia cefálico con el septum nasal proveniente del proceso frontonasal. En este momento, la porción anterior de la lengua en desarrollo contacto con el paladar primitivo mientras que la zona posterior de ella se proyecta hacia la cavidad nasal.
Hacia la VII semana comienza a establecerse la separación definitiva entre fosas nasales y cavidad oral; cierre que se realiza a partir de los procesos maxilares, desde donde surgen las crestas palatinas o procesos palatinos laterales. Estos elementos, que crecen hacia caudal desde la porción medial de los procesos maxilares, se disponen verticalmente a los lados de la lengua. Hacia finales de la VIII semana, producto de la formación de la región cervical del embrión la cara en desarrollo se separa del torax, situación que permite, concomitantemente con el descenso de la lengua, un cambio de posición de los procesos palatinos; de modo tal que ahora estos se disponen horizontales por sobre esa estructura, formando así el paladar secundario. Estos procesos se fusionan entre si y también los hacen con el paladar primitivo, fusión que se desarrolla en sentido ventro-dorsal; quedando como vestigio de ella, en el paladar de sujetos jóvenes, una sutura un forma de Y cuyo centro se corresponde con el foramen incisivo. De una manera similar, la región craneal del paladar recién formado se fusiona con el septum nasal (desde donde se formará la lamina perpendicular del etmoides, el vomer y el cartílago del tabique), de modo que este proceso de cierre además de separar la cavidad oral de fosas nasales también participa en el tabicamiento entre estas últimas. En consecuencia, a esta edad se establece la comunicación definitiva entre fosas nasales y nasofaringe a través de las coanas definitivas. Fallas en este proceso de fusión dará origen a fisuras palatinas las cuales siguen las líneas de unión de los procesos palatinos del embrión.
En el mesénquima de la porción anterior de los procesos palatinos laterales sobreviene la osificación endocondral que da origen al paladar óseo incluyendo al proceso palatino, al proceso alveolar maxilar desde canino a tercer molar, al palatino y a la placa pterigoídea medial. Por su parte, en la porción posterior ese mesénquima dará origen a la musculatura del paladar blando.
La región del piso de la boca aparece como consecuencia del desarrollo de la lengua y, en rigor, corresponde a aquella zona de la superficie del primer arco faríngeo que queda ventral a la zona de inserción de la membrana bucofaríngea es decir, la zona cubierta por ectodermo. En el adulto este limite corresponde al surco lingual, línea que separa la encía de la cara lingual de la mandíbula de la mucosa del piso de la cavidad oral. A este respecto es necesario puntualizar que, como en la formación de la cavidad concurren el estomodeo (con su cubierta ectodérmica) y el intestino anterior (con su cubierta endodérmica), las estructuras de la región tendrán su origen en una de estas capas germinativas: Así, del ectodermo derivan. El esmalte dentario, la glándula parótida, y el revestimiento epitelial de encías, labios, mejillas y paladar duro; del endodermo derivan las glándulas sublingual y submandibular y el revestimiento epitelial del paladar blando, del piso de la cavidad oral y de la lengua.
El desarrollo de las paredes anterior y lateral de la cavidad oral fue tratado con el tema de desarrollo de la cara y la pared inferior será tratado con el tema de lengua.
 
LENGUA
Hacia la cuarta semana, desde la parte interna de la faringe comienzan a proyectarse los esbozos de la lengua: las protuberancias linguales laterales y la prominencia medial o tubérculo impar, derivados del primer arco y que forman los 2/3 anteriores; la cúpula, eminencia impar y media que derivada del segundo arco; la eminencia hipobranquial, de situación media, derivada principalmente del tercer arco y una porción del cuarto arco, que crece y rápidamente cubre a la cúpula, dando origen al tercio posterior de la lengua. El límite entre los 2/3 anteriores y el tercio posterior de la lengua está marcado por el surco terminal, depresión con forma de V, cuyo vértice corresponde al agujero ciego, lugar desde donde surge un brote endodérmico que migra hacia el cuello para dar origen a la glándula tiroides. Por último, el mesoderma subyacente al endoderma de las prominencias mencionadas en el párrafo precedente, que deriva de los somitos occipitales que migran hacia la región, dará origen a toda la musculatura lingual (intrínseca y extrínseca) con excepción del músculo palatogloso. El origen multipartito de la lengua se refleja en su inervación. Así, la mucosa de los 2/3 anteriores, derivada del primer arco faríngeo, está inervada por el trigémino a través del nervio lingual (sensitiva) y por un ramo anexo a él, el n. cuerda del timpano (sensorial); la mucosa del tercio posterior, derivada de los arcos tercero y cuarto, está inervada en forma sensitiva y sensorial por el nervio glosofaríngeo y el nervio vago. Del mismo modo, la inervación motora proviene del nervio hipogloso, el nervio de los somitos occipitales. La porción libre de la lengua, sus 2/3 anteriores, se separan del piso de la cavidad oral por el desarrollo de la lámina linguogingival, placa endodérmica que invade el mesodermo y degenera en su porción central; en la línea media esta placa persiste dando origen al frenillo lingual.

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